Qué son los pies cavos

El desarrollo de cada hueso del pie no siempre es igual en todo ser humano. De hecho, hay quien lo hace en la etapa fetal, mientras que otros bebés tardan más. Ahora bien, durante los 3 o 4 primeros años, tenemos los pies planos, aunque pasado un tiempo, pueden convertirse y transformarse en el trastorno conocido como pies cavos.

Y es que las patologías articulares, musculares o tendinosas de las piernas y la espalda se suelen suceder por culpa de alteraciones que aparecen en los pies. De ahí que tengamos que prestar especial atención a esta parte del cuerpo, sobre todo en sus primeros años.

El arco del pie se desarrolla durante la infancia. Sin embargo, hay casos en los que nunca llega a formarse, o en los que ocurre todo lo contrario. Veamos.

Descubre qué son los pies cavos

Comencemos por conocer en qué consiste este trastorno. Los pies cavos aparecen cuando, al contrario que con el pie plano, el arco plantar, también llamado bóveda, es más acusado y notable de lo habitual.

¿Qué sucede cuando se produce esta afección? Que el apoyo del pie se concentra tanto en el talón como en el metatarso, es decir, el espacio plantar bajo los dedos. En cualquier caso, dicho apoyo no se realiza en la parte media y externa del pie, tal y como debería ser normal.

Los síntomas

Es evidente que un problema así va a venir asociado a una serie de síntomas que, a continuación, procedemos a enumerar:

  1. Dolor, calambres en los pies y sensibilidad especial.
  2. Dolor en la musculatura plantar y también en los dorsos de los pies.
  3. Torpeza en el caminar o cambios y peculiaridades en la forma de andar.
  4. Dolor en las rodillas, en la espalda, en las caderas y en las piernas.
  5. Dificultad e incomodidad al usar los zapatos.
  6. Hiperqueratosis, es decir, durezas y callosidades plantares o en los dedos.
  7. Inestabilidad en los tobillos y en los pies.
  8. Energía reducida cuando se participa en una actividad física cualquiera.

El tratamiento

Por fortuna, esta afección de los pies tiene tratamiento. Como es habitual, conviene comenzar lo antes posible, cuando los pies están todavía creciendo, durante la etapa infantil. Es la mejor forma de actuar y prevenir.

En cualquier caso, las opciones son variadas y diversas.

Plantillas

Podemos optar por una fórmula menos agresiva que consiste en diseñar ortesis plantares adecuadas a los pies cavos. Son útiles y capaces de remediar buena parte de las alteraciones, aunque aportan un apoyo óptimo distribuyendo las cargas de forma homogénea y realineando las alteraciones de la estructura.

Si bien en los niños sí que sirven para corregir, en el caso de los adultos solo palían, por lo que ya es más complicado que sirven para solventar este problema de salud. Eso sí, se logran apoyos más dinámicos y estáticos en las piernas mientras se visten las plantillas.

Pero recordemos que lo mejor es actuar cuanto antes. Entre los niños sí que se pueden corregir los errores estructurales, actuando de forma que la patología avance.

Fisioterapia

En el caso de la fisioterapia, hay que trabajar con ella de manera paralela a las plantillas, a través de equipos multidisciplinares con profesionales en campos de la traumatología, la fisioterapia y la podología.

Y es que estos expertos ayudan a reducir el dolor, ya que el pie cavo provoca que se acumule mucha tensión en la región plantar, es decir, en la fascia. Además, se puede extender al talón o a los dedos, que tienden a ponerse en garra para contrarrestar la inestabilidad por el exceso de arco.

El profesional se encarga de dotar a los pies de mayor flexibilidad, de manera que la estructura se relaja, y así se reduce el dolor y se evitan roturas fibrilares, que suelen tener su origen en los excesos de tensión.

Además, el fisioterapeuta nos puede prescribir ejercicios y actividades que estimulen los tendones, los receptores articulares y los ligamentos, de manera que la zona tenga mayor flexibilidad articular, sobre todo en la parte del tobillo.

Cirugía

Siempre es la solución final, la más invasiva y compleja, pero que, en ocasiones, tiende a ser la única que mejora el problema cuando el caso es extremo y no hay manera de optimizar la funcionalidad del pie con los métodos anteriores. En cualquier caso, ya sabes qué son los pies cavos. Si tienes un problema similar, o sabes de alguien que lo pueda sufrir, no esperes y ven a nuestra consulta. Aquí podremos hacer un diagnóstico adecuado para buscar las mejores soluciones tempranas.

CLINICA PODOLOGICA HERMOSILLA PODOGRANDE

Calle de Hermosilla, 108

28009 Madrid

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