¿Alguna duda?
La ciencia de la podología también es conocida como podología clínica. Aunque no hay grandes diferencias entre una y otra acepción, pues los profesionales reciben idéntica formación, sí es cierto que algunos expertos deciden especializarse en una u otra labor.
Hoy en día, el podólogo puede realizar muy diversas labores, que van desde el diagnóstico al tratamiento, pasando por la cirugía, el estudio de la pisada y otras muchas funciones que se desarrollan en distintos ámbitos, desde la clínica privada al espacio hospitalario.
En cualquier caso, siempre se entenderá como la ciencia enfocada al diagnóstico y tratamiento de afecciones, enfermedades y alteraciones que afectan al pie, para lo que se aplican diversas técnicas terapéuticas para la mejora y curación del mismo.
De hecho, esta es una disciplina que tiene entidad propia desde 1962, cuando se instaura la Especialidad de Podología para los Practicantes y Ayudantes Técnicos Sanitarios, siendo la misma aprobada por Decreto.
No obstante, la misma ha evolucionado y se ha modernizado, incluyendo un nuevo Real Decreto datado en 1988 que actualiza lo concerniente al podólogo, su labor y su preparación a través de la universidad para obtener el título de grado necesario para ejercer la profesión.
La podología clínica y su finalidad
Veamos qué hacen estos profesionales, ahora sí, ya en mayor detalle, una vez hemos conocido cuáles son los cometidos de los podólogos.
El podólogo es un profesional sanitario que ha debido superar una serie de fases y estudios universitarios para desarrollar las actitudes, las aptitudes y las habilidades necesarias para ejercer su trabajo con el conocimiento adecuado.
El trabajo del podólogo consiste en prevenir, diagnosticar y tratar toda afección o deformidad que se produzca en los pies. Para eso aplica procedimientos podológicos y terapéuticos basados en la ciencia médica y en sus propios conocimientos y experiencias, que son adaptadas a las necesidades concretas de cada paciente.
Sea como fuere, el podólogo tiende a trabajar dentro de un ámbito multidisciplinar. Es decir, trabaja con otros profesionales para que el diagnóstico sea lo más acertado posible y, así, el tratamiento a llevar a cabo esté perfectamente ideado y personalizado en cada individuo y sus necesidades concretas.
El podólogo es un profesional que conoce en profundidad la estructura y la función del cuerpo humano, aunque está especializado en la extremidad inferior. De ahí sabe la semiología del organismo, sus mecanismos, las causas que provocan los problemas y las manifestaciones generales que pueden hacer que aparezca una enfermedad.
Ahora bien, igual que conoce al detalle las posibles causas, también conoce los métodos de mejora, los posibles diagnósticos y los tratamientos de las patologías médicas que aparezcan en la extremidad inferior.
El profesional puede decidir el plan de mejora a seguir por medio de tratamientos más o menos invasivos. Los hay más conservadores, en base a medicaciones y otros asuntos, o más radicales, que pueden añadir cirugía mayor o menor, según el caso que se dé.
Evaluación y diagnóstico
El podólogo clínico es quien tiene los conocimientos y las capacidades para hacer diagnósticos, para realizar y evaluar los mejores tratamientos y para decidir el camino correcto a seguir, ya sea a través de acciones farmacológicas, ortopodológicas, con prevención y educación, con la quiropodia o incluso con la cirugía podológica.
Para todo ello, el experto se tiene que basar en el historial clínico de cada paciente. Así pues, y según los datos arrojados por las pruebas que haya encargado, tendrá la potestad y la capacidad de tomar las mejores decisiones para la mejora del individuo en cuestión.
Para todo ello, el podólogo trabaja igual que cualquier profesional sanitario, dentro de sus atribuciones y competencias, siguiendo una serie de obligaciones deontológicas de adecuada praxis para que todas las actividades que ponga en marcha sean las oportunas para la mejora del paciente.
Por todo ello, es un experto que, de forma previa, ha obtenido un título de grado otorgado por las universidades y según emite el Ministerio de Educación y Ciencia. A continuación, debe colegiarse en un Colegio Profesional de Podólogos según su zona de actuación y tiene la potestad para especializarse y mejorar sus capacidades y habilidades a través de formación añadida, másteres, etc.
Así es la podología clínica. Ahora, tanto si eres aspirante a convertirte en profesional como si estás buscando expertos en tu zona, no tardes en ponerte en contacto con nosotros. Tenemos amplia experiencia en el ramo y contamos con los mejores podólogos de la zona para atender a tus problemas y para encontrar la mejor solución al caso concreto que te aqueje.
Sea como fuere, ahora que sabes cuándo acudir a la clínica podológica, recuerda que nos puedes contactar para resolver cualquier duda que te asalte. Nuestro equipo experto encontrará la mejor solución a tu caso concreto.