¿Alguna duda?
En temas del pie, siempre es mejor prevenir que curar. Por eso conviene conocer algunos de los problemas que suelen surgir y que es necesario analizar desde que el paciente es niño para tomar las medidas adecuadas y evitar que el problema se complique y se ramifique. Por ejemplo, en lo referente al pie cavo.
El pie cavo
Se dice que existe un problema de pie cavo cuando la bóveda plantar es más elevada de lo normal. Es común que aparezca en pies más bien cortos en cuanto a talla de calzado, pues toda la extremidad se retrae por efecto de esta patología.
No es común que un problema con los pies cavos produzca dolor, pero sí podría aparecer. En cualquier modo, si se trata desde el principio en cuanto haya síntomas, el especialista logrará que se eviten estas situaciones desagradables.
¿Qué saber?
¿Crees que puedes tener pies cavos? Para confirmarlo, fíjate bien en la bóveda plantar, el espacio entre los dedos del pie y el talón. Si es más elevada de lo normal, es posible que sí que exista esta afección y necesite tratamiento.
Además, podría incorporar cierta desviación del eje externo e interno, aunque no es clave, pues también se podría ver neutro. En cualquier caso, los pies son más reactivos, tal vez más explosivos, ya que la potencia y la retracción muscular es característica en esta situación.
Los síntomas
¿Qué signos y síntomas son clave para detectar este problema? Vamos a ver algunos de los que nos indicarían que hay pies cavos. Si lo observas en alguien, sobre todo si es niño o joven, es mejor consultar con el especialista cuanto antes:
- Dolor muscular en la zona plantar: hay mucha retracción en el trabajo del pie, por lo que se generan microrroturas en los ligamentos y músculos.
- Dolor en pies y dedos: son demasiados prominentes, por lo que podrían producir los célebres dedos en garra provocando deformidad en las falanges.
- Dolor en la almohadilla plantar: es la zona delantera del pie, delante de los dedos. Se debe a una bajada del contacto del pie, pues aquí se carga demasiada carga provocando inflamación. Se suele andar de puntillas, como se dice popularmente.
- Helomas plantares e hiperqueratosis: aparecen callosidades por los excesos de presión, pues la piel crea su propia defensa dado que hay poca superficie que contacta cuando se camina.
- Inestabilidad y esguinces: puede ser que la persona que sufra pie cavo sienta cierta sensación de inestabilidad al estar de pie o al caminar. También podrían aparecer esguinces por mera repetición. Se debe a que se cuenta con menor superficie de apoyo, siendo una fase de contacto con el sueño más bien secundaria, sin que la zona externa apoye, lo que genera demasiado movimiento lateral y que se pierda el citado equilibrio.
Las causas
¿Qué puede causar la aparición de los pies cavos? Vamos a conocer algunos elementos a considerar:
- Componente neurológico: es una afección muscular que viene asociada al desarrollo del sistema neuro-músculo-esquelético que sufre problemas. Puede aparecer asociado a otras enfermedades sistémicas, pero también de forma aislada.
- Desarrollo: a veces, un niño puede nacer con los pies totalmente planos, afección contraria al cavo. Pero a medida que comienza a caminar, la estructura se desarrolla de forma rápida y la acción de los músculos hace volcar la situación por completo.
En cualquier caso, hemos de cuidar del arco plantar para que genere una posición fisiológica y anatómica que incluya un componente del arco flexible. Dicha flexibilidad va a acabar por ser crucial para que el pie articule y se mueva según los huesos que lo componen con la absorción de impactos, que es su función principal.
Por qué hay que actuar pronto
¿Por qué se debe actuar con prontitud cuando se detecta un problema de pie cabo? Básicamente hemos de entender que la pisada no es natural. Hay demasiado apoyo en el talón y en la zona metatarsal, es decir, justo debajo de los dedos.
Es posible que la zona metatarsal y el talón sufran de exceso de callosidad y de dolor debido al aumento de carga a la que se somete el pie cuando se camina.
Esta falta de apoyo también se relaciona con otras patologías, como pueden ser las lesiones estructurales en los laterales de la rodilla o frecuencias esguinces de tobillo.
El aumento de tensión genera que la fascia plantar pueda sufrir otras afecciones, como espolones calcáneos o fascitis plantar.
También podría afectar a otras zonas del cuerpo, como provocar sobrecargas en las lumbares, en el sóleo, en los gemelos o en los isquiotibiales.
Dicho esto, si consideras que tienes problemas de pie cavo, no dudes en contactarnos para que nos pongamos manos a la obra cuanto antes con el tratamiento adecuado.
Sea como fuere, ahora que sabes cuándo acudir a la clínica podológica, recuerda que nos puedes contactar para resolver cualquier duda que te asalte. Nuestro equipo experto encontrará la mejor solución a tu caso concreto.