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La podología integral
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¿Qué es la podología integral y cómo la entendemos? Vamos a ver, a continuación, cómo explicamos en qué consiste un tratamiento completo que cubra todas las necesidades del paciente.
Entendemos por podología la rama de la actividad sanitaria en la que se tratan las afecciones y deformidades producidas en los pies. Si el tratamiento adecuado supera la aplicación de cualquier cirugía menor, será labor de este profesional el cuidar el pie y aplicar las medidas prescriptibles para la mejora del individuo.
Así pues, más allá del mero tratamiento, también implica el examen, el diagnóstico y, en su caso, la prevención y el estudio para evitar que el pie humano se desequilibre y sufra trastornos.
A través de diversos medios, que van desde los quirúrgicos a los mecánicos, pasando por los médicos y físicos, el profesional de la podología marcará la ruta a seguir para la mejora de cada paciente que pase por sus manos.
Y es que, sumado a todo lo ya estipulado, también se considera una ciencia especializada en el comportamiento del pie desde un punto de vista físico y mecánico. Por ello, si aparecen alteraciones funcionales, patología directas o bien referidas, será el profesional de la podología el que lo estime y marque el tratamiento y las labores de prevención pertinentes dependiendo del caso.
Dicho esto, conviene añadir que la podología integral se basa en cuatro grandes pilares, que son:
Dicho esto, veamos cómo trabaja un buen podólogo para que todas estas bases de la podología actual estén bien señaladas.
El primer trabajo de todo profesional de la sanidad es la prevención, de eso no cabe duda. La mejor manera de tratar una enfermedad es lograr que no aparezca o, en su defecto, conseguir que haga acto de presencia lo más tarde posible y con la mayor levedad.
En la prevención de las enfermedades podológicas hay que cuidar el trato que se les da a los pies y las articulaciones de la zona, todas ellas bastante sensibles y en situaciones peligrosas, pues están en contacto con el suelo y soportan el peso completo del cuerpo humano.
Así pues, se debe comenzar por un diagnóstico precoz, ya de niños, para detectar cuanto antes cualquier malformación que pudiera estar desarrollándose. A veces, los niños aprenden malas posturas al caminar, por ejemplo, y eso puede provocar que aparezcan problemas en el futuro que, en ocasiones, podrían ser bastante graves.
Igualmente hay que tratar a pacientes de riesgo alto, como los diabéticos, los que tienen problemas circulatorios, las personas mayores, etc.
A continuación, llega la fase del diagnóstico. Como es lógico, no siempre se puede evitar que un trastorno del pie aparezca. Así pues, el podólogo utilizará cuantos medios tenga en su mano, ya sean científicos, de conocimientos, de técnica, etc., para encontrar el problema y la mejor forma de tratarlo, pero antes.
Antes de tratar, hay que pronosticar. Es decir, explicar al paciente la evolución y nivel de problema, comentar qué se puede hacer y qué requerirá en cuanto a medicación, rehabilitación, etc.
Llega el momento de tratar el problema. Ya se ha diagnosticado, se ha visto cuál es el pronóstico y se sabe qué se puede hacer para aspirar a la mejora. Es entonces cuando se opta por tratar la patología, sea cual sea, a través de procedimientos diversos, que pueden ser más o menos conservadores y radicales según el paciente y el criterio del profesional.
Toda intervención que se realiza según el conjunto de técnicas regladas que se orientan a tratar afecciones bajo el influjo de la anestesia local, y, además, se producen en régimen ambulatorio, reciben el nombre de cirugía menor.
Añadir que estas intervenciones se tienen que llevar a cabo siempre que no coexistan riesgos médicos y problemas anteriores, pues no van a requerir, además, de reanimación posoperatoria.
Y, en efecto, los podólogos suelen ser expertos en esta clase de cirugías localizadas que, como es lógico, tendrán que ver con los pies y sus ramificaciones corporales y orgánicas.
Para finalizar, recordar otras terapias que aplican los podólogos, y están relacionadas siempre con la quiropodia, la rehabilitación, la ortopodología y la cirugía. Y a ello añadimos tratamientos preventivos, de asesoramiento o in situ.
Si necesitas cualquiera de estos elementos de la podología integral, no olvides venir a visitar nuestra clínica o ponerte en contacto con nuestros expertos. Años de experiencia garantizan que recibirás el mejor trato. Te esperamos.
Sea como fuere, ahora que sabes cuándo acudir a la clínica podológica, recuerda que nos puedes contactar para resolver cualquier duda que te asalte. Nuestro equipo experto encontrará la mejor solución a tu caso concreto.